Grano a grano se consolida la Economía Comunal (1/3)

Venezuela, 6 de julio de 2025 (Prensa Mincomunas).- Antes de que el sol despunte, cuando el silencio de la madrugada aún cubre los valles y montañas, en muchos hogares de Venezuela ya hierve el agua que le dará aroma a cada hogar.

El primer aroma que despierta la conciencia nacional es el del café, ese elixir oscuro que no sólo aviva los sentidos, sino que también encarna la historia, la cultura y la lucha de un pueblo.

Desde los fértiles suelos de Lara, Miranda, Portuguesa, Mérida, Trujillo y Táchira brota este grano, pequeño en tamaño, pero gigantesco en su valor social, económico y simbólico. El café venezolano, de renombre mundial, no es solo una bebida: es herencia viva.

‎Introducido en el país en el siglo XVIII por misioneros españoles, se enraizó en nuestras montañas para convertirse, con el pasar de los siglos, en una fuente de vida y resistencia campesina.

Fue bajo el liderazgo del comandante Hugo Chávez Frías que este cultivo, tantas veces relegado, volvió a ocupar un lugar central en la agenda de transformación del país. Con el lanzamiento del “Plan Café” en 2004, se apostó por sembrar soberanía, dignidad y justicia social, llevando la superficie cultivada de 150.000 a 200.000 hectáreas, ya que no se trataba sólo de producir más café, sino de sembrar futuro.

Hoy, ese futuro sigue germinando. En el año 2024, el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, fortaleció esa siembra con la creación del Plan Comunal del Café, transfiriendo a manos del pueblo la Planta Torrefactora Unidad de Producción Social Vencedores de Guapa, ubicada en el estado Lara, símbolo del nuevo modelo productivo sustentado en el Poder Popular.

Durante el 2025, se celebró la Asamblea Nacional de Caficultores Comunales, un hito para la caficultura popular. En ese espacio, se evaluaron los logros alcanzados y se trazó la hoja de ruta de un año crucial, con políticas concretas: créditos para los productores, entrega de semillas mejoradas, maquinaria agrícola, mejoras en la vialidad rural y la proyección del café venezolano hacia mercados internacionales como Italia y Estados Unidos.

Las Comunas, como expresión del alma colectiva de la Revolución, han tomado el bastón de mando. En Sanare, estado Lara, la Empresa de Propiedad Social Indirecta Comunal Enriquito Colmenárez se ha convertido en un ejemplo del impulso productivo del Poder Popular, recibiendo café de alta calidad de variedades arábicas y robustas, cultivado por parte de 18 Comunas productoras.

Asimismo, otra Comuna que destaca es la Comuna Cafetalera San José de Saguaz, en el estado Portuguesa, cuya organización demuestra que cuando el pueblo se une y trabaja colectivamente, el milagro de la producción es posible.

‎El renacer del café venezolano no es obra del azar. Es la consecuencia de una visión clara: transferir el poder al pueblo, valorar la identidad productiva de nuestras tierras, y consolidar la economía comunal como camino irreversible hacia la soberanía. Hoy, más que nunca, cada taza de café representa el esfuerzo de hombres y mujeres que madrugan con esperanza, siembran con fe y cosechan dignidad.

Grano a grano, comunidad a comunidad, el café se convierte en un símbolo de resistencia y unidad nacional. Un legado que no se tuesta solo al calor del fuego, sino al calor de un pueblo que decidió tomar las riendas de su destino.

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