Caracas, 10 de junio de 2025 (Prensa Mincomunas).- “Venezuela está avanzando sobre una propuesta que impulsa una democracia participativa, protagónica y corresponsable. Aún no hemos tocado techo; apenas estamos abriendo camino para asumir decisiones claves, especialmente en el ámbito político y económico dentro de los territorios comunitarios”. Así lo aseguró Néstor Hugo Angulo, integrante del Circuito Comunal Canas del Páramo, parroquia Lasso de la Vega del municipio Libertador, estado Mérida.
Durante su participación en el programa “En clave comunal”, Angulo sostuvo que Venezuela avanza hacia ese horizonte con la gestión comunitaria de proyectos que atienden necesidades materiales acumuladas en la última década. Sin embargo, enfatizó que esto, aunque representa un avance, no constituye aún una democracia radical y plenamente participativa.
“Ese salto cualitativo del que hablaba el comandante Chávez exige organización. Pero no cualquier organización, sino un sujeto colectivo que se reúna para discutir, discernir y, sobre todo, dialogar sobre el proyecto de planificación integral para el desarrollo de las comunidades. No se trata solo de atender necesidades materiales —el asfaltado, la pintura, un techo, la reparación de tuberías—, sino de abordar la transformación estructural del territorio. La planificación debe centrarse en el fortalecimiento de la nueva economía comunal. En este aspecto, contamos con cerca de diez leyes del poder popular que exhortan a las comunidades a impulsar procesos autogestionarios mediante empresas de propiedad social. Nuestra Constitución es la única en el mundo que reconoce a los habitantes y a los colectivos como sujetos de transferencia y descentralización”, expresó el comunero.
En tal sentido, manifestó que tenemos un gran compromiso y una gran responsabilidad como pueblo organizado para dar esos saltos cualitativos. “Creo que ese es el gran debate sobre la democracia que debemos construir y que, sin duda alguna, el actor protagónico es el pueblo organizado a través del consejo comunal, del circuito comunal, de la comuna”, señaló.
El desafío de la descentralización y la construcción colectiva del poder
Maira Albornoz, integrante de la Comuna Urquía, ubicada en la parroquia San Juan, en Caracas, dijo que la disputa por la descentralización del poder y la transferencia de competencias al pueblo organizado es un proceso complejo y cargado de tensiones.
“Es un debate constante en el territorio. Cada comunidad enfatiza la importancia de la formación, especialmente porque se trata de una lucha y un trabajo colectivos. Por eso, debemos orientar y fortalecer el proceso para que entendamos que el verdadero objetivo es el bienestar común”, platicó, durante una conversa con la periodista Nerliny Carucí, en el programa “En clave comunal”.
Aseguró que, si bien la disputa no se traduce en conflictos abiertos, existen resistencias. “¿Por qué? Porque seguimos enfrentando una vieja cultura política aún arraigada, presente en lo que algunos llaman ese ‘adequito interno’ que persiste. Son muchas las fuerzas en movimiento, y, por supuesto, hay quienes ven amenazado su confort, pues este proceso es más colectivo. En ello radica un tema crucial: la construcción en marcha que ha resultado profundamente interesante”, opinó.

Las contradicciones en la construcción de una nueva democracia comunal
El investigador Néstor Hugo Angulo advirtió que la consolidación de una democracia comunal en Venezuela no está exenta de contradicciones. Aunque la voluntad popular es el eje central del poder obediencial, en la práctica, persisten estructuras institucionales que responden más a lógicas estatales y partidistas que a las necesidades reales de las comunidades organizadas.
“Esta situación se viene presentando desde mediados de los años ochenta y principios de los noventa. Marta Harnecker realizó un estudio sobre varias alcaldías —aproximadamente ocho— en Uruguay, Brasil y Venezuela, donde partidos de izquierda habían asumido el poder local. Sin embargo, los resultados de esa evaluación reflejaron que la toma de decisiones, en la mayoría de los casos, se concentraba en el alcalde, en un equipo político o en ciertos funcionarios dentro de la estructura institucional. Creo que este fenómeno, ocurrido hace casi cuarenta años, podría estarse repitiendo en Venezuela”, expuso.
El comunero señaló que uno de los aspectos clave es la gestión de la economía comunal, que no debe limitarse a zonas rurales, sino abarcar también el entorno urbano. Angulo indicó que las alcaldías tienen más de 30 competencias, incluyendo el manejo de desechos sólidos, un área en la que aún predominan empresas transnacionales y estructuras centralizadas que limitan la autonomía popular.
En tal sentido, explicó que, aunque se han impulsado experiencias de gestión comunitaria, muchas veces las comunidades son convocadas solo para realizar labores operativas.
“En Venezuela, existe una experiencia a nivel nacional, desarrollada en Anzoátegui, aunque esta estuvo marcada por desviaciones y argumentos jurídicos que, en la práctica, obstaculizaban la verdadera toma de decisiones y el control popular. En ese modelo, las comunidades eran convocadas únicamente para labores operativas —recoger la basura, manejar el camión y trasladar los residuos al sitio de disposición final—, mientras que las decisiones estratégicas y el control económico y político permanecían en manos de los funcionarios municipales”, refirió.
No obstante, Néstor Hugo Angulo atestiguó que, hoy, el pueblo venezolano está despejando estas contradicciones cada vez más evidentes. “La responsabilidad de transformar esta realidad recae en una organización popular consciente, formada y con una planificación que atienda los intereses colectivos. El desafío en Venezuela es construir una economía pensada y gestionada para el bienestar de las comunidades”, platicó.

Desmantelar la vieja cultura política: un desafío para la democracia sustantiva
Maira Albornoz enfatizó que uno de los mayores desafíos en la construcción de una democracia sustantiva es el desmantelamiento de la vieja cultura política, arraigada en los participantes de los espacios comunitarios.
“Desde esa perspectiva, debemos reflexionar sobre nuestro accionar, sobre cómo nos desenvolvemos en los espacios donde impulsamos el trabajo colectivo. Es en ese proceso donde vamos modelando y comprendiendo qué es el poder popular dentro del territorio”, explicó.
Sin embargo, comentó que este proceso enfrenta fricciones con las instituciones estatales, donde la respuesta a las demandas comunitarias muchas veces queda diluida. “Podemos poner ejemplos en los que, al acudir a una institución, es necesario movilizar a toda una comunidad organizada o a un grupo numeroso de personas para obtener atención. En ese sentido, el Gobierno local desempeña un papel clave en la transformación necesaria para generar un cambio real”, afirmó.
Para Albornoz, la verdadera transformación debe comenzar en cada actor del proceso, a través de la crítica y autocrítica, herramientas claves para desmontar las viejas estructuras.
Construir democracia desde el conocimiento y la autonomía comunal
Néstor Hugo Angulo, cofundador del Centro de Estudios, Aprendizajes e Investigaciones Comunales Kléber Ramírez, ubicado en el estado Mérida, enfatizó que, cuando un pueblo no define su propio horizonte, otros terminan señalándole el camino.
Precisó que, en la construcción de una nueva democracia, la importancia reside en que las comunidades piensen, caminen y construyan con autonomía, alejándose de la lógica dominante.
“En Mérida, contamos con una comunidad de aprendizaje en ciencias comunales que ha cumplido 10 años. Esta trayectoria nos impulsó a crear el Centro de Estudios, Aprendizajes e Investigaciones Comunales, pues creemos que, más que un recetario o un decálogo, se trata de una búsqueda en la que el mismo pueblo señala su horizonte. Queremos compartir algunos elementos que, aunque no constituyen un decálogo ni un recetario, consideramos son importantes. Un pueblo, una organización, un consejo comunal, una comuna o un circuito comunal que no genere encuentros para la formación y la investigación, inevitablemente terminará reuniéndose solo para demandar necesidades”, reflexionó.
Angulo defiende la construcción de otras formas de encuentro fundamentadas en el diálogo, el consenso y la planificación participativa, que rescate las tradiciones de sabiduría ancestral y la cultura ubuntu (filosofía africana).
“La reunión tiene como base el beneficio común, el fortalecimiento de la comunidad y el interés colectivo. En este contexto, creo que un paso fundamental es la construcción de nuevas asambleas, espacios donde la palabra se pueda tejer con el consenso y el diálogo para dar forma a ideas, programas y, sobre todo, a planes que aborden y resuelvan las problemáticas presentes en cada territorio. Otro aspecto significativo es el conocimiento de las realidades locales”, detalló.
Angulo ilustró esta visión con la experiencia de la comunidad de Los Curos, en el estado Mérida, donde entre 2005 y 2007 se rehabilitaron 321 viviendas sin intervención de empresas privadas, gracias a un esfuerzo colectivo de arquitectos, ingenieros, tecnólogos y vecinos organizados. Expresó que este proceso demostró la capacidad técnica y política de las comunidades para gestionar su propia realidad.
“Creo que en este punto residen las discusiones sobre democracia, poder y las lógicas de dominación. La clave está en que las comunidades adquieran conocimiento, planifiquen y actúen con sus propias manos y sus propias ideas”, insistió.
“Comuna o nada”: un mensaje de construcción y resistencia
La joven comunera Maira Albornoz subrayó que la consigna _Comuna o nada_ no es solo un eslogan, sino un mensaje directo de resistencia frente a las estructuras de opresión.
“Considero que el tema de la comuna es un mensaje directo a los opresores, porque no estamos dispuestos a negociar nada. Nuestro compromiso es con el socialismo [comunitario], con el proyecto que representa una forma de vida; no es algo pasajero ni inmediato, sino un proceso que requiere tiempo, construcción y bases sólidas. Estas bases han sido forjadas con el Poder Popular y con todas las personas que han creído y siguen creyendo que esta es la vía, el camino que nos permitirá consolidar el proyecto socialista por el que hemos trabajado”, aseguró.
Para Néstor Hugo Angulo, docente popular, _Comuna o nada_ no es un lema, sino un constructo social, político e histórico, nacido de la conciencia y la organización popular. Esta consigna expresa una disputa de poder, pero no un poder abstracto, sino tangible.
“Esta disputa de poder no es abstracta, sino que se va a materializar en la medida en que logremos fortalecer los niveles de organización, planificación y acción en nuestros territorios. Contamos con una Constitución, con leyes de poder popular y, sobre todo, con la voluntad política del presidente Nicolás Maduro y de actores nacionales que hoy señalan el horizonte que, de una u otra manera, nos dejó el presidente Chávez: la comuna, concebida como el espacio para parir el socialismo”.
Angulo destaca que el pueblo tiene la voluntad de asumir el poder y construir otra lógica democrática, donde la comuna no sea un ideal utópico, sino una realidad palpable en la transformación del modelo de gobernanza.
Más allá de la estructura del Estado
El comunero Néstor Hugo Angulo recordó la enseñanza de Carlos Marx: la transformación política no consiste solo en tomar la estructura del Estado, sino en modificar sus lógicas profundamente arraigadas.
“La transformación no radica en el nombre —alcaldía bolivariana o socialista— sino en la lógica profundamente arraigada en estructuras que han perdurado por más de 2000 años. Las gobernaciones, sin duda, siguen respondiendo a una economía y a intereses que favorecen, sobre todo, al capital y a las clases dominantes, tanto a nivel local como regional”, puntualizó.
De acuerdo con Angulo, la verdadera transformación implica en construir otras formas de relaciones humanas, políticas y económicas “desde abajo y desde adentro”. Remarcó que no es solo una disputa por el control institucional, sino una oportunidad para que el pueblo venezolano construya sus propias lógicas, redefiniendo el significado de la democracia y la organización territorial.
Por su parte, Maira Albornoz dijo que el tránsito del poder burgués hacia el poder popular ha sido complejo y lleno de resistencias. Durante más de 40 años, la estructura dominante impuso una lógica bidireccional y autoritaria, que limitó la participación real del pueblo en la toma de decisiones.
“Esa realidad sigue presente en los espacios de debate y construcción política, generando múltiples situaciones que hemos intentado contrarrestar con mayor participación popular. La presencia de más personas en estos espacios permite una verdadera incidencia y asegura que todas las ideas sean tomadas en cuenta en el proceso de transformación. Además, como eje transversal, la formación debe ocupar un lugar primordial en este esfuerzo colectivo”, aseveró.
Del poder burgués al poder popular: una lucha histórica
Néstor Hugo Angulo, investigador venezolano, declaró que la transformación política no es un proceso inmediato, sino una lucha permanente contra el modelo capitalista, diseñado para dominar, saquear y explotar.
“Debemos construir otra lógica, otro modelo, otra concepción de vida. En esta lucha de ideas, el sujeto central es el pueblo, especialmente cuando se organiza y asume con conciencia su tarea. Esta demanda no es solo política, sino histórica y revolucionaria: la necesidad de transformar la lógica establecida. Cuando Galeano afirma que ‘los dirigidos dirigen’, está enviando un mensaje claro: el verdadero poder reside en _los de abajo_, en el pueblo que, de manera permanente y a lo largo de la historia, ha sido explotado”, citó.
Siguiendo la línea de Hugo Chávez, Angulo expone el concepto de _Comuna o nada_, como la apuesta para la construcción de otra lógica política, de otras formas de relaciones entre seres humanos y con la madre tierra, en la cual la organización comunal no sea un complemento del Estado, sino la base de un modelo alternativo al sistema mundo moderno.
“La nueva geometría de poder debe situar en el centro la vida toda. El capital está en la economía, en la mercancía, al servicio de intereses individuales. Frente a esto, la lucha es grande, y la estamos dando desde abajo y desde adentro, en comunidad”, recalcó.
Redacción: José Tomedes Gutiérrez