Caracas, 14 de mayo de 2025 (Prensa Mincomunas).- “La transformación cultural, social y científico-tecnológica de Venezuela es urgente y necesaria, y ya estamos trabajando en ella”. Así lo aseguró la socióloga e investigadora María Egilda Castellano, en el programa “En clave comunal”.
De acuerdo con María Egilda Castellanos, este proceso no es nuevo, sino que ha estado en marcha desde las políticas impulsadas por el expresidente Hugo Chávez, con el objetivo de generar cambios estructurales en diversas áreas.
Dijo que uno de los aspectos fundamentales de esta transformación es la educación. En este sentido, la investigadora venezolana enfatizó los avances significativos en todos los niveles educativos, aunque reconoció que aún queda mucho por hacer. En particular, señaló que el problema de la colonialidad sigue siendo un obstáculo.
“Este es un tema muy interesante y necesario. Desde el inicio de lo que llaman la conquista —que, en realidad, fue una invasión a estas tierras y un genocidio—, hemos atravesado dos procesos históricos: el primero, la colonización, en la que se apropiaron de nuestras tierras y nuestras fuerzas de trabajo. El segundo, la colonialidad, que aún persiste. La colonialidad, precisamente, busca transformar la conciencia: lograr que pensemos como ellos, como el capitalismo imperialista desea que lo hagamos”, declaró Castellano.
Con respecto a lo anterior, manifestó que “la transformación se logra a través de la educación y de la organización comunitaria”, destacando que el compartir ideas y perspectivas permite alcanzar acuerdos que beneficien a toda la sociedad.
En cuanto al ámbito científico y tecnológico, María Egilda Castellano resaltó la importancia de desarrollar una ciencia propia, orientada a resolver los problemas del país en lugar de satisfacer las necesidades externas. Señaló el trabajo del Ministerio de Ciencia en los últimos años, enfocado en generar avances que impacten directamente en las condiciones de vida de los venezolanos.
“Hemos avanzado significativamente, promoviendo una ciencia orientada a la vida. Nuestro objetivo es desarrollar conocimiento y tecnología que respondan a nuestras propias necesidades, no a las de otros. La mayoría de la investigación en Venezuela debe enfocarse en resolver nuestros problemas y aportar soluciones a nuestras realidades. Aún queda mucho por hacer, y contamos con numerosos espacios donde podemos consolidar un desarrollo científico y tecnológico verdaderamente propio”, afirmó.
El papel de los maestros y profesores
En conversa con la periodista Nerliny Carucí, la socióloga María Egilda Castellano subrayó que el proceso de descolonización no se limita únicamente al ámbito educativo, sino también al ser, a la forma en la que las personas han interiorizado la subjetividad moderna y capitalista. Para ella, es clave rescatar las costumbres, los hábitos y modos de pensar que fueron arrebatados con la colonización.
“La formación de los maestros es fundamental para que puedan transmitir un discurso propio, auténtico y transformador a los estudiantes. Es necesario que el maestro no sea autoritario, sino un agente de unión, de diálogo y de construcción colectiva. Debe fomentar el compartir, impulsar al estudiante a expresar lo que piensa y siente, y evitar imponer criterios, promoviendo así una educación más participativa y consciente”, reflexionó.
La docente venezolana enfatizó la necesidad de que la educación no solo transmita conocimientos científicos y tecnológicos, sino que también fomente una formación ética e integral.
“El maestro y el profesor universitario deben ser conscientes de que el conocimiento científico-tecnológico de las materias, aunque es importante, no es lo único esencial. Aún más importante es la formación desde una perspectiva moral y enfocada a una relación de respeto hacia la naturaleza humana y no humana. Esto es lo que denominamos una educación y una formación verdaderamente integrales”, resaltó.

Hacia un concepto de ciencia propio y soberano
María Egilda Castellano insistió en que uno de los mayores retos de la transformación científica en Venezuela es la construcción de un concepto de ciencia que responda a las necesidades del país, y no a los intereses externos.
Según la integrante de la Escuela de Formación Política Kléber Ramírez, ubicada en Caracas, la ciencia que se ha aprendido tradicionalmente, en las escuelas y en las universidades, es la ciencia occidental, la cual no toma en cuenta los aspectos propios de cada sociedad ni los saberes ancestrales que han sido fundamentales en la historia de los pueblos.
“Sin desechar esa ciencia, como parte de la ecología de saberes, tenemos el compromiso de construir un concepto de ciencia para valorar lo que es nuestro. Es primordial explorar los saberes ancestrales y comunitarios, y reconocer todo lo que pueden aportar a la construcción de una ciencia propia. Sobre todo, debemos orientar su desarrollo hacia la satisfacción de las necesidades verdaderamente humanas, y no hacia las que nos imponen.
Recuperar nuestro conocimiento comunitario es clave para la transformación cultural”, aclaró.
La lucha contra la colonialidad y la transformación de la conciencia
María Egilda Castellano destacó que, en América Latina, han surgido importantes aportes del pensamiento crítico sobre la ciencia, la tecnología y la sociedad. Entre los referentes menciona a pensadores como Boaventura de Sousa Santos, Katya Colmenares y los hermanos bolivianos Juan José Bautista y Rafael Bautista, quienes han profundizado en la necesidad de avanzar hacia la descolonización.
Expresó que es importante trabajar en la decolonialidad. “La colonización consistió en el apoderamiento de nuestras tierras y fuerzas de trabajo para explotarlas en beneficio ajeno. Aunque aparentemente terminó con la independencia política, en realidad no desapareció por completo. Persisten aspectos de ese sistema, especialmente en la apropiación de nuestro petróleo, lo que demuestra que la lógica colonial sigue vigente”, acentúo.
Para Castellano, es esencial diferenciar entre colonialismo y colonialidad. “Generalmente, hablamos de colonialismo y la confundimos con colonialidad. Sin embargo, el problema radica en las subjetividades, en la conciencia, y es ahí donde debemos trabajar. Es, sin duda, el desafío más complejo, porque la influencia que hemos recibido es profunda y arraigada. A pesar de ello, es crucial realizar esfuerzos en todas las áreas posibles para avanzar en la transformación de nuestra conciencia”, aconsejó.
La necesidad de otro esquema educativo
Para María Egilda Castellano, la transformación del pensamiento dentro de las universidades y los centros de investigación representa uno de los mayores desafíos en el proceso de descolonización. Según la socióloga, las universidades y los centros de investigación han sido espacios difíciles de cambiar, ya que persisten en ellos estructuras de evaluación y enseñanza que reproducen las lógicas coloniales y occidentales.
A pesar de los esfuerzos realizados, como el proyecto rector en la Universidad Bolivariana de Venezuela, Castellano señaló que las instituciones tienden a regresar a sus antiguos esquemas, dificultando la consolidación de un modelo educativo verdaderamente emancipador.
“La Universidad Simón Rodríguez, por ejemplo, se han realizado cambios en los programas de posgrado, aunque el proceso ha sido complejo y, en ocasiones, hemos vuelto a enfrentar los mismos desafíos de antes, porque los investigadores terminamos asumiendo el conocimiento moderno como parte de nuestra identidad”, admitió Castellano.
La clave, según la investigadora venezolana, radica en pensar y construir otro esquema educativo, uno que se aleje del pensamiento tradicionalmente impuesto y que responda a las necesidades reales del pueblo. “Creo que, a medida que transformemos nuestra sociedad y nos transformemos como pueblo, podremos alcanzar las transformaciones institucionales necesarias para otros modos de vida”, expuso.

Ciencia y tecnología como procesos sociales
De acuerdo con María Egilda Castellano, la ciencia y la tecnología no pueden entenderse como entidades aisladas, sino como procesos sociales profundamente vinculados a la realidad de cada comunidad.
La socióloga criticó la enseñanza tradicional, que ha promovido una separación entre el investigador y el objeto de estudio, ignorando el impacto que la cultura, la política y las creencias tienen en la construcción del conocimiento.
“Nos enseñaron esa desvinculación; es decir: el investigador supuestamente no tiene vínculo alguno con aquello que estudia, aunque lo llamen objeto de investigación. Se nos enseñó que el investigador está aquí y el objeto allá, como si fueran entidades completamente ajenas. Pero, en realidad, no es así. Es decir: no me gusta hablar de problemas u objetos de investigación, sino de los temas que realmente estudiamos. Son temas que no nos interesan individualmente, sino que deben preocuparnos como sociedad y como comunidades. Debemos entender que formamos parte de esos temas y que no podemos desvincularnos de ellos. Al abordarlos, no podemos dejar de lado nuestra religión, nuestras formas de pensar, nuestras posturas políticas, nuestro quehacer social y nuestras creencias, porque todas ellas conforman nuestra identidad y nuestra cultura”, declaró.
Destacó la importancia de comprender la relación entre ciencia, tecnología y sociedad, asegurando que el desarrollo científico debe servir para solucionar problemas locales, en lugar de estar orientado a satisfacer intereses externos.
“En las facultades de ciencias de las universidades, suelen existir vínculos entre los laboratorios locales y los de Estados Unidos, orientando el trabajo más hacia esos laboratorios que hacia la satisfacción de las necesidades de nuestro pueblo. No obstante, no se puede negar que, desde hace décadas, ha habido avances significativos en el área de la medicina, especialmente en el estudio de enfermedades tropicales. Estos logros han sido fruto del esfuerzo de médicos venezolanos y médicas venezolanas”, detalló.
En otros campos, como las ciencias sociales, indicó que las transformaciones han sido más difíciles, dado que la formación académica sigue respondiendo a los parámetros occidentales.
Pensamiento integral frente a la fragmentación del conocimiento
La socióloga María Egilda Castellano apuntó que la formación científica predominante ha fomentado la desintegración del conocimiento en lugar de su integración.
Explicó que, en la medicina, por ejemplo, se trata a las enfermedades de manera aislada, sin considerar la interrelación entre el cuerpo y la mente. Esto provoca que un tratamiento dirigido a un órgano pueda afectar negativamente a otro, generando nuevas complicaciones en lugar de una solución.
“Nos curan por un lado, pero nos dañan por otro, porque falta una visión integral. El pensamiento que nos inculcaron es disyuntivo, basado en la separación. Sin la integración no se logra una comprensión real ni soluciones efectivas. Todo en la vida está interconectado, funciona como una unidad”, argumentó.
Asimismo, explicó su enfoque sobre la diferencia entre problemas y temas en la investigación. “Desde el punto de vista de la ciencia positivista, nos enseñaron en las ciencias sociales la idea de copiar el modelo de las ciencias naturales, enseñándonos que la investigación debía centrarse exclusivamente en el análisis de problemas, desde la compartimenta del saber”, alegó.
Mientras la ciencia positivista ha enseñado a centrarse en problemas específicos, la investigadora María Egilda Castellano propuso abordar primero los temas de manera más integral.
“Dentro de cada tema surgen diversos problemas. Al abordar un tema, naturalmente se identifican los problemas que lo componen. Sin embargo, no se debe partir directamente de un problema específico, sino adoptar una perspectiva más amplia, analizando el tema en su totalidad. Dentro de él, es posible reconocer los distintos problemas que requieren atención. En la actualidad, enfrentamos múltiples crisis —ambientales, sociales, económicas—, pero la ciencia que nos enseñaron tiende a tratar los problemas de manera fragmentada, sin conexión entre ellos. Esta desconexión dificulta la comprensión profunda de las situaciones y la búsqueda de soluciones integrales”, reflexionó.
Desafíos en la construcción de otro modelo productivo
María Egilda Castellano señaló que uno de los retos fundamentales para la transformación del aparato productivo.
Dijo que, históricamente, Venezuela ha dependido de la renta petrolera, dejando de lado otros sectores productivos. “Por lo tanto, desde ese punto de vista, necesitamos diversificar nuestro aparato productivo y generar los bienes y servicios que nosotros necesitamos. Esto no significa que abandonaremos por completo el petróleo, porque no sabemos hasta cuándo será el bien más necesario e importante para mover el mundo”, observó.
En cuanto al contexto internacional, Castellano reconoció avances en la multipolaridad, con la emergencia de nuevos polos de poder. Sin embargo, advierte que, a pesar de estos cambios, las estructuras económicas siguen operando dentro de la lógica del capitalismo, sin abrir un camino claro hacia un modelo alternativo.
“A pesar de esa concepción, seguimos observando respeto y aceptación hacia diversas culturas. Sin embargo, aún no vemos un camino abierto hacia otra concepción social; seguimos operando dentro del capitalismo”, declaró María Egilda Castellano.
Para transformar este sistema, la socióloga venezolana enfatizó la necesidad de romper con el modelo de acumulación infinita, basado en la explotación y la expansión del capital sin importar sus consecuencias.
“Esa lógica es la que debemos romper, pero ¿cómo hacerlo? Hasta ahora, al menos desde mi perspectiva, no veo un camino claro para que eso ocurra en este momento en el mundo. De ahí la necesidad de avanzar en la construcción y el fortalecimiento de un modelo de educación y de ciencia que contribuya al socialismo comunitario”, admitió.
Educación para el pensamiento crítico y la emancipación
Sobre el proceso de digitalización global, María Egilda Castellano señaló que este no es un proceso neutral, sino una estrategia con una clara intencionalidad política.
Para la docente venezolana, su objetivo es mantener las conciencias sumisas, evitando que las personas piensen críticamente y, en consecuencia, actúen. “Si no piensas, no actúas, de tal manera que el esfuerzo nuestro tiene que estar dirigido a despertar el pensamiento, a enseñar a pensar, a enseñar a pensar desde que se está en el vientre de la madre”, expresó.
Enfatizó que la enseñanza debe ir más allá de la simple transmisión de conocimientos en materias como matemáticas, física o química; el verdadero objetivo es aprender a pensar, a desarrollar el pasaje reflexivo y a fomentar la curiosidad a través de la pregunta.
“La capacidad de preguntar es fundamental, pero en el ámbito escolar suele ser reprimida. Es común que los maestros digan: ‘No preguntes, yo soy quien habla’, lo que refuerza un sistema de dominación que limita el pensamiento crítico. Esta estructura debe ser desmontada, y los propios educadores tienen un papel clave en romper con esa lógica impuesta. Desde la enseñanza tradicional, se ha promovido el silencio y la obediencia con frases como: ‘Yo soy quien sabe, tú te callas’. Entonces esa lógica es la que tenemos que romper y es lo más difícil”, recalcó Castellano.
Hacia una ecología de saberes
María Egilda Castellano dijo que establecer una ecología de saberes es un desafío complejo, pero no imposible.
“Creo en el acercamiento, pero de una manera distinta. No el enfoque tradicional de extensión universitaria, donde la universidad visita las comunidades solo para observar y estudiar lo que hay allí. En realidad, esa interacción debe ser recíproca: yo doy y tú me das”, afirmó.
Para la socióloga, el conocimiento académico y el saber popular no deben verse como opuestos, sino como complementarios, capaces de enriquecerse mutuamente. “El encuentro tiene que ser real, amoroso, entre quienes tienen el supuesto conocimiento y quienes, supuestamente, no lo tienen, pero que tienen otros conocimientos y saberes que es necesario que se encuentren para que realmente podamos lograr esa transformación de mente y cuerpo”, acentuó.
Educación y resistencia
María Egilda Castellano manifestó que los problemas en el sistema educativo venezolano no pueden analizarse de manera aislada, sino como parte de un contexto más amplio de desafíos que ha enfrentado el país.
“Los problemas de la escuela en términos de conocimiento están estrechamente ligados a las dificultades que hemos enfrentado desde el inicio de este proceso revolucionario. Se han realizado enormes esfuerzos, especialmente en la construcción de escuelas. Sin embargo, considero que hemos dedicado menos esfuerzo a la formación de profesores y maestros. Eso es un aspecto que debemos atender como parte de la transformación”, alegó.
Para la investigadora, las dificultades actuales de la educación también deben entenderse en el marco de las medidas coercitivas unilaterales impuestas a Venezuela, las cuales han impactado significativamente en las condiciones de vida y en la capacidad del país para sostener sus avances en materia educativa.
“Hemos resistido y seguimos resistiendo frente a todo lo que el imperialismo ha hecho contra nosotros. En cuanto a la pandemia, aunque se esperaba un impacto devastador en Venezuela, logramos superarla y los resultados fueron distintos a lo previsto. La gestión del presidente y sus estrategias han sido importantes y han demostrado la necesidad de una compresión integral de la complejidad de los escenarios que enfrentamos”, finalizó su intervención la socióloga.
Redacción: José Tomedes Gutiérrez