16 de marzo de 1781 Rebelión de los Comuneros

Caracas, 16 de marzo de 2025 (Prensa MinComunas).- El levantamiento del día 16 de marzo de 1781 en El Socorro, Virreinato de Nueva Granada, actual Departamento de Santander en Colombia, dio inicio a la Rebelión de los Comuneros, en respuesta a las medidas imperiales venidas desde España para controlar más a los blancos criollos y perfeccionar la explotación de los pueblos de América.

Aquello que comenzó como un tumulto armado con palos y piedras en un día de mercado se convirtió en un ejército organizado de 15 mil hombres y 5 mil mujeres que llegaron hasta Zipaquirá e hicieron firmar a los representantes de aquel imperio capitulaciones que después desconocerían. Los motivos de los blancos criollos eran muy diferentes a los de negros, indios y mestizos que participaron junto a ellos en la rebelión, por lo que el mestizo José Antonio Galán Zorro nacido en Charalá, que ya antes había sido detenido por despojar de armas y mando a los realistas de Nemocon, decidió mantener el conflicto y se mantuvo hasta el final, considerando este desconocimiento como una traición.

En sus incursiones destruyó instrumentos para la tortura de los esclavos, resistió con muy pocas armas de fuego pero con muchas lanzas y machetes, liberó esclavos cacaoteros en sus territorios, enfrentó al poderoso imperio de aquel momento con su estandarte y consigna “Unión de los oprimidos frente a los opresores” defendiendo indios, negros y blancos pobres en la lucha por aquellos comunes que soportaban el trabajo forzado en la época colonial. Finalmente cayó acosado por la unión de las fuerzas españolas y criollas, su castigo fue semejante al de Tupac Amaru en Perú porque el imperio necesitaba cobrar su afrenta, había desafiado a quienes pocos se atrevían. A la valentía de Galán se le atribuyen las siguientes palabras: Si es pecado defender la justicia y la libertad !Acepto el infierno y no hablemos más!

Galán fue detenido, juzgado y sentenciado el 30 de enero de 1782, condenado a ser arrastrado, colgado y descuartizado. En el momento recibió ejecución con arcabuz,  partes de su cuerpo serían quemadas y otras exhibidas como castigo ejemplar, poniendo en desgracia su casa y su descendencia para intentar silenciar por siempre esta historia de rebelión, así como otras tantas que sucedieron al mismo tiempo empujando entonces la independencia de América.

Los compañeros más cercanos fueron ejecutados, comuneros y comuneras  sufrieron castigos, unos confiscados sus bienes, otros desterrados y el resto se unió a la amnistía general. La sentencia ejemplarizante se leyó repetidamente por las calles “…su cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos; la mano derecha puesta en la plaza del Socorro, la izquierda en la villa de San Gil; el pie derecho en Charalá, lugar de su nacimiento, y el pie izquierdo en el lugar de Mogotes; declarada por infame su descendencia, ocupados todos sus bienes y aplicados al fisco; asolada su casa y sembrada de sal, para que de esa manera se dé olvido a su infame nombre”, mientras tanto se reimplantaron la mayoría de los impuestos.

Rendimos profundo homenaje y damos voz a José Antonio Galán Zorro y a todas las mujeres y hombres mártires de esos difíciles días de la Rebelión de los Comuneros de 1781, quienes desde El Socorro se revelaron en contra de los abusos del imperio español de aquellos tiempos.

Reivindicamos sus luchas traicionadas que se extendieron hasta la provincia Mérida-Maracaibo impulsando el levantamiento de los comuneros de los Andes venezolanos, gesta precursora del movimiento libertario comunero de las colonias que en aquel entonces aspiró a tomar Caracas y que doscientos años después ha regresado para defender nuestra patria del imperio de estos días.

¡Hoy somos los mismos y las mismas, somos los y las del comuna o nada!

Redacción: Carmen Mendoza.

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