Caracas, 6 de noviembre de 2024 (Prensa Mincomunas). Al referirnos al espíritu de la comuna, podemos mencionar perfectamente a la Comuna Vencedores Indígenas Cumanagotos, ubicada en el poblado indígena Panamayal, territorio que pertenece a la parroquia Caigua, municipio Simón Bolívar, del estado Anzoátegui.
Esta comuna, conformada por más de 700 familias cumanagotos, es un ejemplo de resistencia contra el sistema moderno/colonial/capitalista. Sus integrantes han dedicado sus esfuerzos por recuperar y preservar su memoria histórica, cultural y alimentaria, que los invasores europeos otrora intentaron erradicar mediante la violencia contra sus ancestros.
Ana Teresa Camacho, indígena cumanagoto y vocera de la Comuna Vencedores Indígenas Cumanagotos, describe la vida en comunidad como sinónimo de común-unidad. Para ella, vivir en comuna es compartir, representa la convivencia familiar y la hermandad.
“Como comunera y hermana indígena de la gran comunidad Caigua-Patar, desde nuestra Panamayal y sectores indígenas, vivir en comuna es hacer vida en común. Lo que para algunos es inferior o cosa del pasado, para nosotros es presente y vital. En las comunas indígenas que conforman esta comunidad de Caigua, preservamos nuestra cultura, tradiciones y formas de organización según nuestras leyes indígenas y la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas”, subraya la comunera venezolana.
Menciona que su estructura incluye a caciques y consejos de ancianos, quienes guían a la comunidad. “Son ellos quienes dan las orientaciones para la vida en comunidad, para estar en armonía con la naturaleza, para el encuentro en nuestros espacios, para la conexión con nuestra ancestralidad y la espiritualidad de nuestro territorio”, señala Camacho.
En sus palabras, la vida en comuna es una extensión de la organización comunitaria que siempre han practicado, reforzada por la visión del comandante Hugo Chávez de estructurar las comunas a partir de los consejos comunales. Este enfoque ha permitido a las familias indígenas vivir y trabajar en comunidad, intercambiando productos y saberes, y fortaleciendo los lazos de hermandad.
Caigua-Patar: territorio de encuentro
Ana Teresa Camacho explica que el término “Caigua-Patar” se refiere a la “casa de Caigua”, representa el hogar y el territorio de encuentro para todas las familias cumanagotos. Este término resalta la conexión profunda que tienen con su tierra y su historia, siendo un lugar donde las familias ancestrales han vivido y cuyos apellidos aún se mantienen en el territorio.
Panamayal: tierra de muchas mayas
Por otra parte, Ana Teresa Camacho comenta que Panamayal, parte de la comunidad indígena de Caigua, es un territorio ancestral conocido por la planta de maya. Esta planta, similar a la sábila, pero con pencas más delgadas y espinosas, produce frutos amarillos con un sabor agradable y un líquido viscoso, parecido a la miel. De la maya, se producen dulces y otros platos tradicionales en el territorio de Panamayal de Caigua y cumanagoto.
“En los tiempos anteriores a la invasión, este territorio era conocido por la maya. Los idiomas no eran muy claros, y se decía ‘vamos pa’a mayal’, lo que llevó a que se conociera como Panamayal, la tierra de muchas mayas, el sembradío de mayas”, relata.
Recuperación del sistema alimentario ancestral
Durante su participación en el programa radial “En clave comunal”, moderado por la periodista Nerliny Carucí, la vocera comunal refiere los esfuerzos realizados en la Comuna Vencedores Indígenas Cumanagotos para recuperar el sistema alimentario ancestral.
La comuna, integrada por 10 consejos comunales indígenas con nombres como Urukual, Panamayal, y Yamakual, practica el conuco como una tradición cultural y ancestral. Esta forma de producción responsable con la vida consiste en trabajar desde una perspectiva que respeta los ciclos naturales de la madre tierra; en otras palabras el cultivo de los alimentos se da en función de las temporadas de lluvia y sequía.
“Aquí, para la producción conuquera, aprovechamos el ciclo de lluvias, un agua que es muy limpia. Además, contamos con agua de pozos y manantiales que provienen de nuestros ancestros y que nuestros abuelos han mantenido y conservado hasta el día de hoy. Estos pozos, en su entorno, demuestran y transmiten una espiritualidad, paz y armonía que deberían seguir existiendo entre el ser humano y la naturaleza. La naturaleza y nuestros reservorios de agua son espacios sagrados que nos brindan esta conexión especial”, argumenta Camacho.
En esta comunidad indígena se produce alimentos como maíz, yuca, frijoles, caraotas, chícharos, batatas y auyamas; asimismo, se da la cría de pollos, pavos, ovejos y ganado vacuno a menor escala, de la cual obtienen queso, huevos, leche, mantequilla.
Ana Teresa Camacho afirma que cada familia contribuye a su producción y, a su vez, esta producción se comparte y sustenta a otras familias dentro de la comuna. Esta forma de producción no solo asegura la seguridad alimentaria, sino que también fortalece los lazos comunitarios y preserva las prácticas tradicionales de los cumanagotos.
Espiritualidad del conuco
La comunera destaca que la espiritualidad del conuco se diferencia del modo de producción agroindustrial capitalista en que los habitantes de los territorios indígenas buscan no generar daños que impacten negativamente su territorio y la naturaleza. Esta espiritualidad está arraigada en las enseñanzas de sus abuelos y padres, quienes fomentan la creación de conucos como forma de cuidar la Tierra y como forma de vida en comunidad.
Detalla que el proceso de creación del conuco abarca la reforestación y la siembra de diversos cultivos para mantener la salud del suelo y garantizar la sostenibilidad del territorio.
En la comunidad de Caigua-Patar, la creación del conuco es un esfuerzo colectivo que involucra a abuelos, padres y miembros de las familias indígenas. Este proceso, conocido como cayapa, se realiza en conjunto para minimizar el impacto a la tierra y preservar la naturaleza. A través de la producción en familia, se garantiza un uso adecuado de los recursos en el territorio y se evita el uso de maquinarias y agrotóxicos que dañan la tierra y el agua.
En tal sentido, Camacho resalta que las familias cumanagotos evitan el uso de químicos en sus cultivos. En lugar de eso, emplean el monte que la propia tierra produce como abono.
Influencia de la cultura capitalista en la dieta cumanagoto
Ana Teresa Camacho expone que en Panamayal y en toda la zona de Caigua, la comida ancestral sigue siendo una parte fundamental de la vida comunitaria. Platos tradicionales como la sopa de frijol con hueso y la elaboración de la arepa de maíz pilado son esenciales en su dieta.
“Hay documentales que explican que uno de los orígenes de la arepa se encuentra en el territorio cumanagoto. En Caigua, también tenemos la tarea de recopilar toda esa información para dar a conocer al mundo el origen de la arepa. Podemos decir con orgullo que la arepa es de Caigua. La arepa de maíz pilado se procesa desde la siembra del maíz, empezando por la creación del conuco, pasando por el procesamiento del maíz en el pilón, llevándolo a la olla, pasándolo por una totuma, luego por un molino o una piedra de moler, herramientas utilizadas por nuestros ancestros. De allí, se hace la masa para la elaboración de la arepa, que se cocina en un aripo. Esta tradición se mantiene viva en nuestras comunidades indígenas de Caigua”, cuenta la comunera de Anzoátegui.
No obstante, dice que la influencia de la cultura capitalista se hizo sentir, especialmente con la llegada de los medios de comunicación y la publicidad de productos ultraprocesados de la agroindustria.
“Recordemos que, con la llegada de la televisión y otros medios de comunicación, la publicidad de productos como harina y aceite producidos por la agroindustria generó un impacto considerable. Hubo un momento en el que la gente vendía sus cosechas para comprar estos productos, influenciados por los medios de comunicación que prácticamente los convencían visualmente de asumir esas compras, colonizando el gusto y hasta la forma de comer. Es en esos alimentos ultraprocesados de la agroindustria donde se encuentran las enfermedades que han afectado nuestras comunidades indígenas. Actualmente, hemos dado el paso de ‘¡Oye! ¡Vamos a cuidarnos!’. Ahora hemos avanzado hacia la preservación de la cosecha para el sustento familiar durante todo el año”, apunta Camacho.
El encuentro cara a cara
Ana Teresa Camacho remarca la importancia de la comunicación dentro de la comunidad cumanagoto. A pesar de los desafíos actuales, la organización comunal ha prevalecido en la Comuna Vencedores Indígenas Cumanagotos, lo que mantiene informadas a las comunidades a través de caciques y líderes comunales. Explica que la información se distribuye directamente en los territorios y se coloca en sitios estratégicos como escuelas, bodegas y paradas, lo que asegura que todos estén al tanto de la realidad local y nacional.
La vocera comunal dice que el encuentro cara a cara y la distribución de panfletos son esenciales para mantener la unidad. Esto incide en que la información fluya y que la comunidad avance en sus sistemas de formación y organización del territorio.
La oralidad como vínculo cultural
Ana Teresa Camacho acentúa la importancia de la oralidad en la comunidad cumanagoto de Panamayal. “La transmisión oral de historias y conocimientos ha perdurado gracias a las personas mayores, los abuelos y los maestros del territorio. Estos relatos no solo abarcan la historia y la organización de las comunidades, sino también el rescate del idioma y las tradiciones culturales que se habían ido apagando con el tiempo”, manifiesta.
La comunidad cuenta con educadores dedicados que han trabajado arduamente para preservar y transmitir el lenguaje y la cultura indígena a las nuevas generaciones. Ritualidades como la danza de El Espontón, un homenaje al cacique Caigua, son ejemplos de cómo se mantienen vivas estas tradiciones. Esta danza, también conocida como el “baile de la iguana” o “El Espontón de Caigua”, se celebra a partir del 24 de diciembre hasta el 7 de enero, y sigue siendo una muestra de la resistencia cultural del pueblo cumanagoto.
Durante este ritual —cuenta Camacho— se realizan ofrendas y se muestra la iguana como símbolo sagrado frente al cacique, acompañados por cantos tradicionales como el Mare-mare indígena. Este tipo de expresiones culturales no solo conservan la historia, sino que también fortalecen la identidad comunitaria y el encuentro con sus raíces ancestrales.
A través de la Comuna Vencedores Indígenas Cumanagotos se ha logrado no solo resistir las imposiciones del sistema moderno/colonial/capitalista, sino también revitalizar y transmitir a las nuevas generaciones el valor de la vida comunitaria y la importancia de sus raíces culturales.