Psicólogo social venezolano: Redes sociales digitales fomentan despolitización y deshumanización del otro

Caracas, 27 de agosto de 2024 (Prensa Mincomunas). Durante la transmisión de la edición N.º 35 del programa “En clave comunal”, el psicólogo social venezolano Fernando Giuliani manifestó que Venezuela enfrenta una guerra no convencional, caracterizada por la ausencia de códigos y ética.

“La guerra no convencional, a diferencia de la guerra convencional, carece de códigos y no está regulada por ningún acuerdo o convenio. Aunque siempre es lamentable y trágica, una guerra convencional tiene ciertos códigos. Nada de eso ocurre en la guerra no convencional”, aclaró Giuliani.

Aseguró que el principal objetivo de la guerra no convencional es crear condiciones internas en un país que generen tal inestabilidad que provoquen el colapso de un gobierno, llevando a su derrumbe y, en última instancia, a un cambio de régimen.

“Cuando alguien de afuera, que no vive en el país, tiene la impresión de que se ha instalado un gobierno dictatorial, es porque eso es lo primero que se hace en una guerra no convencional: generar y difundir la matriz de que ese gobierno es una dictadura, independientemente de si es un gobierno constitucional. Esta matriz se instala a nivel mundial, si es posible, y se repite constantemente. Así, se empieza a preparar el terreno para decir: ‘Bueno, si hay una dictadura, no se están respetando las leyes’. Esta es otra táctica importante de la guerra no convencional: convencer, a través de campañas permanentes, de que no hay instituciones y de que el país es prácticamente una jungla, donde se hace lo que dice el dictador de turno”, explicó Fernando Giuliani, en referencia a lo que sucede actualmente en Venezuela.

En tal sentido, el investigador comunitario dice que tal situación desconfigura al Estado; es decir: se afirma que ahí no hay Estado y, por lo tanto, no hay Estado de derecho. “Son los discursos de apariencia jurídica los que empiezan a hablar de una crisis humanitaria y de violaciones a los derechos humanos. Así, se presentan dos argumentos: uno es el concepto de Estado fallido, o sea: que no hay un Estado; y el otro la necesidad de una ayuda humanitaria, pero también una intervención para garantizar el respeto a los derechos humanos. Todo esto se vuelve muy confuso y se complementa con una parte fundamental de la guerra no convencional: la guerra económica, que consiste en atacar la economía de un país para destruirla”, argumentó Fernando Giuliani.

Evidentemente —expone el docente venezolano Fernando Giuliani—, la guerra económica reduce los recursos del Gobierno y genera un impacto de malestar muy agudo en la población, siendo el método más efectivo. “Dicho esto, con el reparo ético que todos ellos tienen, sigue siendo el más efectivo. Es decir: cuando ya has establecido una visión que culpa al Gobierno de todo lo que ocurre en el país, describiéndolo como una dictadura que viola los derechos humanos y carece de capacidad para gobernar, entonces se inicia la guerra psicológica”, describió.

En este sentido, dijo que la guerra psicológica interviene en la psique individual y colectiva, afectando pensamientos, representaciones sociales, conductas, actitudes, emociones y estados anímicos.

“Podemos entender bien sin necesidad de hacer una precisión académica o científica sobre lo que es un estado anímico y lo que es una emoción. Lo que importa es que nuestra vida psíquica se altera en una sola dirección: hacia estados aversivos como la rabia, el miedo, la impotencia, la frustración, la zozobra y la incertidumbre. Estos estados son difíciles de sostener para la persona”, detalló Giuliani.

Expuso que la frustración, por ejemplo, tiene un sentido funcional y no es patológica; es una respuesta normal a las experiencias vividas, como sentir rabia tras una injusticia. “No debemos entrar en ese asunto de la patologización, ya que son reacciones de lo que la persona está viviendo”, subrayó.

Sin embargo, el psicólogo social comunitario Fernando Giuliani señaló que la guerra psicológica busca alterar la psique para generar inestabilidad y descontrol, llevando a estados como la rabia y la frustración a niveles exacerbados. “Esto puede tributar en actos de violencia y, en casos extremos, conducir a una guerra civil. Este es el objetivo político de la guerra no convencional, como se vio en el caso de la primera ministra de Bangladés, quien dimitió para evitar un baño de sangre”, refirió.

Resaltó que una estrategia clave de la guerra no convencional es la presión internacional a través de medios de comunicación y figuras políticas que sirven a intereses imperiales, así como muchos organismos multilaterales que, a través de direcciones o instrumentos, también suman y tributan a poner al país en el banquillo de los acusados, aunque no haya pruebas. “Cuando se dice que Venezuela debe rendir cuentas sobre el estado de los derechos humanos, parece que se la coloca en el banquillo de los acusados. Y aunque el informe y el examen que presente Venezuela no sean muy distintos a los de otros países, ya se ha sedimentado en la percepción de la gente que a Venezuela se le está tratando como un ‘reo’. Así es como opera toda esa presión internacional”, precisó Fernando Giuliani.

Redes sociales digitales y las emociones

Sobre el rol de las redes sociales digitales en este momento de crisis existencial y sistémica, Fernando Giuliani dijo que estas plataformas mantienen a los individuos en un estado constante de búsqueda de información que son incapaces de procesar y en una especie de angustia permanente.

“Un sujeto que se va despolitizando pierde la capacidad de analizar y entender los intereses que mueven la realidad. Al mismo tiempo, se deshumaniza, ya que el encuentro con el otro se convierte en una abstracción. El otro aparece como una fotografía que se percibe como “real”. En una sociedad así, con un sentido crítico y una capacidad de análisis muy pobres, también se ve afectada la profundidad emocional”, describió.

En el contexto venezolano, el psicólogo social enfatizó que esta situación se agrava por el “hartazgo psicológico”. La fatiga mental lleva a muchos a desear que otros resuelvan los problemas, incluso si eso significa la intervención estadounidense. “Las redes sociales digitales son un permanente catalizador de emociones negativas; es decir: si hablamos de un cóctel, todos los días nos estamos tomando varias copas de ese cóctel”, acentuó.

Fernando Giuliani aseguró que no se trata de satanizar las redes sociales digitales, sino de entender su impacto y, sobre todo, lo que hay detrás de su configuración. En tal sentido, sugirió observar cómo nos sentimos después de largos períodos en estas plataformas y comparar esa sensación con momentos de desconexión.

“Estas son cosas que se dicen muy sencillas y pueden parecer pueriles, pero no estoy diciendo que esta sea la manera para enfrentar las redes sociales digitales. Lo que propongo es que tengamos indicadores para evaluar nuestro bienestar. Por ejemplo, hay grupos en los que participamos y que, cada vez que entramos, solo alimentan nuestra angustia y ansiedad. Intenta no entrar en esos grupos y observa cómo te sientes”, recomendó Giuliani.

Convivencia, bien común y comunidad

Ante estos escenarios, Giuliani dijo que hay mucho camino por andar. “Lo primero que debemos hacer, sin recetas mágicas, es trabajar nuestra postura hacia la convivencia. Si no estamos dispuestos a revisar y replantearnos un conjunto de cosas, no lograremos avanzar. La sociedad debe promover esta actitud desde la cultura, la educación y la religión. Tal como mencionó el presidente Maduro, construir una nueva etapa. Debemos recuperar la convivencia, donde el respeto y la aceptación del otro sea lo mínimo”, planteó.

Insistió en que, en este momento, es importante detener cualquier situación que nos lleve a la violencia y al enfrentamiento: “Esa debe ser nuestra primera bandera. Debemos caminar hacia una convivencia verdadera, promovida desde la educación, la cultura y todos los espacios que faciliten el encuentro, la reflexión y el análisis”.

Con relación a eso, aseveró que el bien común y la comunidad son fundamentales. “Construyamos comunidad a partir de nuestras diferencias y conflictos, haciendo de la vida comunitaria la esencia de nuestro tejido social. Somos, por naturaleza, seres comunitarios. En este momento, debemos alejarnos de todo aquello que fomente la violencia, el odio y el enfrentamiento. Yo creo que con eso podemos comenzar a caminar”, apuntó el psicólogo social comunitario Fernando Giuliani.

Estrategias para recuperar la convivencia solidaria y real en la cotidianidad

El psicólogo social Fernando Giuliani señaló la necesidad del encuentro físico con el otro. Destacó que el encuentro cara a cara, incluso en la discrepancia, es importante porque las redes sociales digitales deshumanizan y distancian a las personas.

“Si tienes a la otra persona delante, si eres capaz de encontrarte con ella en una reunión, escuchar su voz y que ella te escuche a ti, nuestras discrepancias fluirían de manera natural. Así, podríamos amortiguar, aunque no completamente, muchos de los conflictos que escalan desde la irracionalidad”, sugirió.

Comparte en redes sociales